Entender a las emociones requiere esfuerzo
¿Suena como una frase demasiado espiritual?
Cada persona tiene su manera individual de interpretar la información que recibe. Los términos que utilizamos para comunicarnos están acogidos en los diccionarios de cada lengua. ¿Pero sabemos que significa cada término realmente? ¿Sabemos que la palabra amor o odio están vinculadas a las emociones básicas, a las experiencias, vivencias y recuerdos de cada uno?
¿Y ahora qué?
Aprendemos todo lo que vemos y imitamos a nuestros guías, nuestros padres, hermanos, cuidadores o vecinos. Crecemos y muy a menudo hacemos cosas sin pensar para que o porqué. Simplemente vivimos hasta que algo o alguien nos despierta y nos hacer preguntas. Es aquí donde la conciencia toma el poder de nuestro ser.
El despertar es un proceso continuo y sin fin para muchos. Lo bueno es que la conciencia plena podemos despertar en cualquier edad y en cualquier momento.
Puesto que la conciencia es un estado de la mente, ésta se alimenta de elementos subconscientes posiblemente guardados de experiencias previas en nuestra vida y por supuesto de la información que le llega a través de nuestros sentidos que nos conectan con el exterior. Los estímulos de nuestros cinco sentidos junto con las emociones y los sentimientos, son integrados en nuestro cerebro como un todo; equipados de esta manera, el darse cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor y en nuestra vida es un estado al que llamamos conciencia. Soy consciente de que soy un ser humano con un nombre, y con todo lo que tengo y no tengo; también soy consciente de que no soy otra persona, que soy yo con un nombre y una historia única.
Es posible hablar de niveles de conciencia, en el que encontraríamos en el nivel más bajo aquel estado del ser en que apenas puede distinguir que está vivo y todo lo demás ocurre en su vida de manera automática, y en el nivel más elevado estaría la plena conciencia.
Cuanto más prestamos atención, la mente crea conciencia.